Siempre hemos oído hablar de una productividad para hacer,
para enfocarnos y cumplir nuestros objetivos, para incrementar los resultados de nuestra vida, para validarnos como personas, para explorar nuestras capacidades y retarnos a dar siempre un poco más y eso está bien...
Pero la vida constantemente nos está invitando al equilibrio, nos está sacando de los extremos y nos muestra un camino lleno de diferentes posibilidades, en donde minimizamos las expectativas, fluimos con un ritmo perfecto y aparece la productividad para el ser, para el alma, la productividad que trae pausas.